Política
Las viejas malas costumbres

VIDEO | Manipulan con el hambre: escrachan a punteros gildistas comprando votos a cambio de bolsones de comida

Nuevamente, las elecciones de la provincia son manchadas con la manipulación y el uso de los más vulnerables. (Dibujo: NOVA)

Formosa, la provincia donde la democracia huele a bolsón de comida y el voto tiene precio. Gildo Insfrán, el emperador de facto de este territorio, parece haber encontrado la fórmula perfecta para seguir atrincherado en el poder: explotar la miseria de su pueblo como si fuera un recurso renovable.

Según las denuncias de Martín Fabián Amarilla, candidato a diputado por La Libertad Avanza, no estamos frente a un gobernante, sino a un auténtico mercader de voluntades, donde la pobreza no es un problema a resolver, sino una herramienta a manipular.

El video que circula por las redes es una cachetada a la decencia política. Ahí están, en plena luz del día, un grupo de personas discutiendo cómo repartir mercadería a cambio de votos, como si estuvieran negociando un lote de verduras en el mercado.

"No hay democracia cuando se obliga al pueblo a elegir entre dignidad o un bolsón de comida", lanzó Amarilla, y uno no puede evitar preguntarse: ¿dónde quedó la ética en todo esto? En Formosa, parece que la ética se vendió al mejor postor, y ese postor es Insfrán.

Desde 1995, el gobernador "ganó" ocho elecciones consecutivas, un récord que no se explica por carisma ni por gestión, sino por un sistema que convierte la necesidad en moneda de cambio.

Según estudios de CONICET, el clientelismo en Formosa no es un accidente, sino una estrategia deliberada. La pobreza, en lugar de ser combatida, se perpetúa como un mecanismo de control.

¿Cómo se puede explicar que, en una provincia donde la miseria es endémica, el Justicialista local siga ganando elecciones con márgenes que harían sonrojar a cualquier dictador bananero?

Las elecciones del 29 de junio de 2025 están a la vuelta de la esquina, y con ellas, la oportunidad de romper este círculo vicioso. Sin embargo, el panorama no pinta bien. Las acusaciones de manipulación de votantes, incluyendo el transporte de paraguayos para inflar los números, no son nuevas.

En 2015, aunque las elecciones estuvieron relativamente libres de fraude mayor, las sospechas persistieron. Ahora, con un sistema que parece diseñado para garantizar la impunidad, ¿quién se atreve a apostar en contra de Insfrán?

Lo más indignante de todo esto no es solo el abuso de poder, sino la desfachatez con la que se lleva a cabo. En el video, un hombre, presumably un operador político, explica con la naturalidad de quien habla del clima que "dos cosas le vamos a pedir: el comprobante que votó y él para la mercadería".

¿Acaso no es esto una confesión de extorsión institucionalizada? La mercadería, esos bolsones de comida que supuestamente deberían ser un alivio para los más necesitados, se convierten en un instrumento de coerción.

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