La historia soy yo: Insfrán se autoimpone en los libros
El día que Jorge Luis Fontana bautizó estas tierras como Fermoza, el día que Juan Domingo Perón a través de la sanción de una ley dispuso que Formosa deje ser territorio nacional y pase a ser una provincia y el 10 de diciembre de 1995 cuando un tal Gildo Insfrán asumió el Gobierno, son los tres grandes hitos históricos que los chicos y chicas de primero a tercer grado deberán aprenderse en las escuelas de la provincia dentro del denominado Modelo Formoseño.
Es que, hace unos días atrás, los diputados gildistas a mano alzada, y sin chistar, sin hojear siquiera los textos, sin dejar que profesores o maestros analizaran el contenido, aprobaron un Manual de Ciencias Sociales donde, entre otras cosas, se destaca la figura de Gildo Insfrán como el gran hacedor de la historia formoseña, como si la historia de esta provincia comenzara con él. Alguna vez un rey francés Luis XV dijo: “El Estado soy yo”, dando a entender que no había más ley que la él que dictara ni más normas morales que las que él decidiera. Siglos después aparece un hombre a miles de kilómetros a replicar un poco la idea. “La historia soy yo”. Imponiendo a la fuerza su figura en los anales, en la historia, comparándose con figuras gigantes como las de un descubridor de tierras o la de un Presidente, nada más y nada menos.
Gildo mandó a hacer esos manuales que van a ser distribuidos en las escuelas primarias y donde, por supuesto, cada director y cada docente serán evaluados para ver si los utilizan o no.
Entre las páginas de este material de estudio, se encuentran consignas como “dibuja a la provincia antes y después de 1995 (no dicen Modelo Formoseño para no ser obvios pero ya páginas antes introducen el concepto) y en compañía de un adulto, pregúntale cómo era la provincia antes y después de 1995”.
Pero además, de este material de estudio, hay otro, ya que en la mentada Universidad Provincial de Laguna Blanca, se dicta una materia o cátedra denominada “Modelo Formoseño”, sí. En esa cátedra, personajes como el diputado Agustín Samaniego o hasta el rector Adrián Muracciole, dan clases sobre las bondades de pertenecer a las filas del gildismo.
¿Qué puede tener de beneficioso para futuros médicos o enfermeros conocer sobre el Modelo Formoseño? Solo los hacedores del mismo tendrán las respuestas.
Además, en esa cátedra, se entrega una revista de distribución gratuita impresa en los talleres gráficos de los prestadores del Estado formoseño, llamada “Ser Formoseño”, que no es otra cosa más que bombardeo partidario. Todo lo relacionado al gildismo es bueno, todo lo que tenga que ver con la figura de Eva Perón o de Juan Perón es bueno, todo lo que se salga de ahí, por supuesto, es detestable y tachado de malo. El ser formoseño se resume en ser gildista, porque ser gildista es ser ciento por ciento formoseño, querer a la patria pequeña, ser bien nacido. No ser gildista te quita ese estatus y hasta pasás a ser un “malnacido”, como bien dijera en su momento el propio gobernador por quienes no comulgan sus ideas.
Y la otra perlita: entre los “autores” de “Ser Formoseño” se encuentra nada más y nada menos que el lamebotas favorito de Gildo: Adrián Marcerlo Muracciole. Y sí, alguien que dijo que José de San Martín sería gildista, por supuesto que tenía que volcar esas ideas en una revista.
Tribuneando
Este viernes y para sorpresa de muchos, aunque lo había anunciado socavadamente en su última conferencia de prensa, Insfrán convocó a los medios para anunciar que va a otorgar un aumento salarial del 28 por ciento para los agentes estatales activos y pasivos.
Así, garantizó el salario mínimo de bolsillo en 450 mil pesos. Y hubo anuncios para los docentes: incluir conceptos como el FONID y Conectividad pasarán a tener aportes previsionales; y además se creó el “Incentivo por Servicios”, un pago no bonificable que va desde los 50 mil hasta los 387 mil pesos para los docentes de acuerdo a los años de antigüedad.
No obstante, para los docentes es ambiguo el sentir. Por un lado sienten que tendrán más dinero para el momento de jubilarse ya que se incluyen estos nuevos ítems a su recibo de sueldo, pero por el otro, ese dinero con el que cuentan ahora contante y sonante ya no estará como tal, ya que al ser incluidos en los aportes, serán descontados. Son un poco más de 35 mil pesos que venían cobrando regularmente.
Por otro lado, está el hecho de cobrar ese incentivo, aún los gremios están analizando cómo se aplicará. Y muchos dicen, que, recién un docente de más de 24 años de antigüedad podrá cobrar como “para alcanzar la Canasta Básica”.
Lo cierto es que, dirigentes como Gabriela Neme, criticaron el anuncio indicando que “son sueldos que siguen teniendo al empleado público bajo la línea de la pobreza, con ese aumento vas a alcanzar la indigencia pero no vas a salir de la pobreza, acá necesitamos sueldos dignos, que te paguen un sueldo digno por trabajar y que te permita salir de pobre”, indicó.
Vale decir que, según los datos relevados del INDEC, en mayo, una familia para no ser pobre necesitó un ingreso mínimo de 830 mil pesos, muy lejos de ese anunciado con bombos y platillos, 450 mil pesos de bolsillo para el empleado estatal.
Aumento es aumento, pero tribuneo cuando lo hay, también hay que decirlo.