La crisis económica afecta al "kiosquito" de Insfrán, que cada vez gasta menos en punteros y proselitismo

En cada acto proselitista organizado en fechas significativas para el peronismo de Formosa se observa una notable disminución en la cantidad de asistentes provenientes de los barrios más alejados de la ciudad a los actos en los que Gildo Insfrán intenta vender un modelo que quiere mostrar como exitoso, pero que no es más que una cadena de compra de voluntades por dinero o poder. La militancia rentada, que asiste para aplaudir y cantar, evidenció un claro deterioro en su número.
Los métodos de traslado para estos eventos varían desde camiones volcadores y colectivos sin revisión técnica obligatoria hasta vehículos utilitarios y, en el mejor de los casos, camionetas 4x4 pertenecientes a mercaderes de la pobreza. Estos individuos explotan la necesidad de las personas, ofreciéndoles dinero a cambio de su participación en la "montonera" gildista.
#FORMOSA - DÍA DE LA INDEPENDENCIA EN FORMOSA: Con cientos de banderas con la leyenda Gildo Conducción y de agrupaciones políticas, y casi nada de banderas Argentinas, el gobernador de la provincia de Formosa, Gildo Insfrán, encabezó este 9 de julio el acto conmemorativo... pic.twitter.com/0HZ4NhNrzV
— Diario Ahora Litoral (@LitoralAhora) July 9, 2024
Este escenario contrasta fuertemente con el discurso oficial de un "modelo de provincia inclusivo, con equidad territorial y movilidad social ascendente". En realidad, muchas personas humildes se ven obligadas a participar en estos actos a cambio de unos 10 mil pesos, una clara evidencia de la pobreza que aún persiste.
Hace tiempo que las personas dejaron de reflexionar sobre por qué su calidad de vida empeora mientras que aquellos en el poder exhiben una riqueza cada vez mayor. Están más preocupados por cómo cubrir las necesidades básicas del día a día. La supuesta "movilidad social ascendente" se traduce en "alta sociedad para los funcionarios" y "negocios para unos pocos", dejando a la mayoría con una movilidad social destruida.
La pobreza para el oficialismo solo es relevante si aparece en los medios nacionales. La falta de recursos redujo la capacidad de movilización para los actos, evidenciando una crisis en el aparato clientelar del pejotismo.
La crisis económica afectó los fondos destinados al trabajo rentado de los punteros políticos. Con menos financiamiento y abuso de programas nacionales, la capacidad de movilización disminuyó. La auditoría de pensiones por discapacidad y otros recursos malversados agravó la situación.
El peronismo, sin fondos públicos, se enfrenta a una sobriedad en los actos debido a la falta de recursos. La esperanza de muchos funcionarios y militantes es el regreso de "la platita", mientras que otros se alejan esperando ofertas más generosas.
La reactivación de algunas obras públicas no fue suficiente para evitar tensiones dentro del oficialismo. La discriminación de fondos generó rupturas con los intendentes, quienes son fundamentales para mantener el apoyo en el interior. Sin el respaldo de estos, Insfrán podría perder las elecciones.
La falta de recursos, además, generó descontento entre los punteros y militantes. La respuesta del gobierno fue el aumento de aprietes y amenazas, en lugar de soluciones. La batalla interna se intensifica, con despidos y recortes salariales, mientras la oposición aún se reorganiza lentamente.
El desgaste del gobierno de Insfrán es evidente. La destrucción de la pirámide salarial y el aumento de las deudas personales agravan la situación. Con una oposición débil, el mayor enemigo de Insfrán es él mismo. La falta de recursos y el descontento interno ponen en riesgo la continuidad del modelo.