El reverendo Gildo Insrán: crece la figura del gobernador gracias a la puja de poder de la oposición
Mientras pasan las horas, y los dos hombres más fuertes de la oposición en Formosa juegan a ver a quién la tiene más grande, tribuneando al cuete con un electorado harto de todos; la figura del “reverendo” Gildo Insfrán sigue acrecentándose y eso es lo que no parecen darse cuenta, o si lo hacen, son tan perversos como el hombre que va por los 32 años de mandato ininterrumpidos.
Francisco Paoltroni, el candidato sui generis que apareció hace dos años en la escena local, y que fue el primero en decir que sería candidato a gobernador, parece no entender el juego de la política, o es un iluso o un caprichoso, o ambas; lo cual es peligroso para sus aspiraciones.
Se puede arriesgar a un ridículo comparable al del diputado provincial Adrián Bogado, que jugó con su apellido pensando que podría ir contra el hombre más fuerte de la provincia y de la región, y quedó dibujado.
Su terquedad a ceder o lograr un acuerdo básico con el otro hombre fuerte de la oposición, es perjudicial, no para él, sino para el pueblo formoseño que deposita en ambos la esperanza de terminar con el régimen del gildismo en la provincia. Tarea titánica, y más si se considera el poder de dominio que maneja el lagunense.
Fernando Carbajal está convencido de que es el hombre indicado para enfrentar a Insfrán en las elecciones del 25 de junio, pero solo tampoco hará una diferencia. Según su equipo de trabajo, es el que mejor mide en la provincia dentro de la oposición, y cuenta con la estructura, y sobre todo, con el apoyo del Frente Amplio Formoseño (que contiene al PRO; al MID, Nuevo País y otras fuerzas), pero es verdad que el nivel de arrastre de votos que ha conseguido el partido Libertad, Trabajo y Progreso de Paoltroni, no es para nada despreciable.
Hay que acordar o se los engulle el reverendo Insfrán
Una cosa es segura, ambos tendrán que acordar, tendrán que ceder, pero cuánto antes, porque del otro lado hay un monstruo, un enemigo que no escatimará en usar todo su poder para asegurarse el octavo mandato consecutivo; y esto implica, por ejemplo, la compra de fiscales, el manejo discreto de nada más ni nada menos que los telegramas de las mesas de votación; la seguridad, los controles; todo en sus manos.
En las manos y en la cabeza de estos dos hombres está el futuro de Formosa; o dejan de lado las mezquindades o serán engullidos por ese reverendo Insfrán que sabe jugar en las aguas turbias, porque es un especialista en eso.
El reverendo monstruo que hay enfrente
Gildo Insfrán comenzó su maratónica gira por el interior, más precisamente por el oeste, el lugar donde vio que tanto Paoltroni cómo Carbajal “atacaron” para persuadir a la gente; y sin vueltas, sin cassette, mostrando cómo es en verdad el hombre que putea y carajea a sus ministros sin pudor; les advirtió para que cuiden bien lo que tienen.
“¿Cuánto les cobro la luz? ¿Cuánto les cobro por el internet? ¿Cuánto les cobro por el agua? Parece que algunos no están convencidos todavía que los porteños no les van a dar nada, y se dejan engañar, piensen bien, piensen en lo que tienen, porque no hay nada mejor para ustedes, porque siempre que tuvieron derechos, fue durante un gobierno popular, y qué mejor que el peronismo para eso”, les dijo.
Y fiel a su estilo, el hombre, que en el interior es más capataz de estancia que gobernador, se despachó con todo, nuevamente contra los habitantes de la Ciudad de Buenos Aires, al tildarlos de “reverendos hijos de su madre” (NdR: obviamente el insulto está implícito, y en su fuero interno, no hay censura de la palabra como en su discurso).
Y tras las repercusiones que tuvieron sus palabras, que no deberían ser consideradas como “exabruptos” como se dijo, ya que el hombre no las dijo en un momento de arrebato ni de tensión, sino en su más calmo tono; es decir está bien procesado lo que dijo, tanto así que, ante las cámaras y por las dudas, se permitió “cuidar” su insulto; tuvo que salir a aclarar, porque aunque hubo cientos y cientos que salieron a defender lo indefendible y cayendo en un falso federalismo, el hombre explicó que “me refería a la oligarquía porteña”, antes que alguno de los “muchachos” o “compañeros” porteños, como el mismo presidente Alberto Fernández levante el teléfono.
Pero no terminó, todavía el gobernador, el reverendo Gildo Insfrán, siguió con su raid verborrágico y se refirió a uno de los referentes de la comunidad qom de La Primavera, Félix Díaz, como un “indio que quiere ser porteño”; así como en su momento usó una condición de salud como insulto, al decirle “retrasada mental” a la diputada nacional de Juntos por el Cambio, María Eugenia Vidal, o cuando trató a la oposición o a los que criticaron su manera de actuar durante la pandemia de “bombolos” (que es una forma despectiva de referirse a las personas con algún cierto nivel de retraso madurativo) en una escuela de educación especial; ahora se refirió a la etnia como insulto…
Atrasa, atrasa GIldo Insfrán, pero es una reverenda figura que se agiganta con las peleas de vedettes de las figuras de la oposición.