Desmantelan centro narco en El Espinillo, pero el verdadero problema sigue en silencio

Efectivos de la Delegación de Drogas Peligrosas de Laguna Blanca y el Grupo de Inteligencia Táctica detuvieron a un comerciante de estupefacientes en El Espinillo, barrio Santa Rita. En el allanamiento se secuestraron varios gramos de marihuana, teléfonos y anotaciones clave. Si bien la intervención es un paso necesario, no empaña una realidad más grave: un narco-crimen enquistado en la provincia.
Formosa, bajo el mando de Gildo Insfrán, acumula escándalos vinculados al narcotráfico. No solo hubo decomisos aislados, sino que la propia Policía Bonaerense desarticuló recientemente una banda que operaba en Formosa, sin que el Gobierno local advirtiera nada. Ese silencio oficial favorece la impunidad, mientras emergen pistas de pistas clandestinas, vínculos políticos y complicidad institucional.
Organizaciones civiles y opositores alertan que casos similares –como los “narco‑zapallitos” o la pista clandestina en el campo de un concejal oficialista– nunca prosperan en la Justicia formoseña. En muchos casos, las denuncias quedan congeladas y los funcionarios vinculados ni siquiera son llamados a declarar.
Este capítulo –un centro de distribución en Santa Rita– vuelve a mostrar lo mismo: operativos aislados sin un plan de largo alcance ni compromiso político para desmantelar estructuras criminales que operan con respaldo local.
Desmantelar un kiosco narco es apenas un parche. Hasta que el Gobierno de Insfrán no avance contra redes, conexiones y cargos públicos vinculados, Formosa seguirá siendo un paraíso para el crimen organizado. El reciente allanamiento confirma que el narcotráfico crece con la tolerancia oficial, no pese a ella.